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Petro, +57 y Taladro

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Sandra Márquez Orozco

Universidad Católica de Oriente

Aquellos que se escandalizan por la letra de la nueva canción de Karol G, +57, por contener en su letra apartados tales como “una mamacita desde los fourteen”, son los mismos que hoy en día respaldan el nombramiento de Hernán Giraldo, alias Taladro, exparamilitar y comandante de la Sierra Nevada de Santa Marta, como gestor de paz. Ese sobrenombre no se le atribuye por su capacidad de abrir caminos en territorios difíciles o por atravesar barreras, sino por sus inclinaciones pedófilas que salieron a la luz cuando inició su proceso de desmovilización, dejando cicatrices profundas y destructivas en sus víctimas. En los últimos días el presidente Petro y la directora del ICBF han manifestado su descontento a viva voz con la letra de la nueva cancion de Karol G, pues aseguran que se está haciendo una apologia a la violencia sexual contra menores, pero han mantenido silencio después de emitida el acta donde se nombra como gestor de paz a Hernan Giraldo y a otros 18 exjefes paramilitares. 

Para contextualizar, hacia la década de los ochenta Giraldo comenzó a tener nexos con el narcotráfico, adquiriendo un poder desmesurado en la zona, lo que le permitía ejercer actos ilícitos a su libre albedrío. Entre ellos —y, podría decir, los más reprochables— se incluye una serie de accesos carnales abusivos contra menores de edad, la mayoría de ellos niñas vírgenes entre los 10 y 13 años, convirtiendo la pureza de estas niñas en un negocio donde intercambiaba su silencio y el de sus familias por dinero.

En Justicia y Paz se radicaron más de 35 denuncias por violaciones en contra del señor Giraldo, las cuales fueron presentadas muchos años después de la ocurrencia de los hechos. Lo más preocupante es que esas denuncias fueron promovidas por el mismo Giraldo para que toda víctima que había caído en sus garras realizara la respectiva denuncia. Así, evitaba que se desconociera algún hecho ilícito que no hubiese sido declarado dentro del proceso de Justicia y Paz y, en consecuencia, ser juzgado por la justicia ordinaria, lo cual haría que perdiera toda clase de beneficios que le brindaba este grupo de justicia. Una de las declaraciones más impactantes de aquellas víctimas fue la de una niña de 13 años que fue violada por Taladro al día siguiente de haber dado a luz, embarazo que, claramente, había sido producto de un acceso carnal abusivo del mismo hombre en cuestión.

Son tantos los actos reprochables y negativos de este señor que hacen que uno se cuestione la efectividad de la justicia en nuestro país, donde se adoptan mecanismos con principios meramente hipotéticos que no son realizables. Si se nombra como gestor de paz y se le encargan responsabilidades a un violador, narcotraficante y comandante de un grupo al margen de la ley no habrá mucha confianza en su supuesto arrepentimiento. Más aún, mientras este señor les pedía a sus víctimas que lo denunciaran, en los diversos centros de reclusión donde estuvo privado de la libertad fraguaba planes para que niñas, también menores de edad, fueran ingresadas al centro de reclusión donde él se encontraba en ese momento. Según una de las víctimas, les hacía ponerse una inyección para evitar que quedaran en embarazo, pues no le gustaba accederlas por medio de preservativos, hechos que fueron confirmados por la Fiscalía y ratificados por la Corte Suprema de Justicia en su auto AP 337-2024, radicado n°64509, sentencia por la cual se excluye al señor Hernán Giraldo de Justicia y Paz. 

Varios cuestionamientos se han generado no solo en el caso del señor Giraldo, sino también en el caso de Mancuso y los demás líderes de grupos armados que hoy en día se encuentran en libertad, y con el cargo de gestores de paz, después de haber cometido actos de lesa humanidad. Hasta la misma Corte Suprema de Justicia lo ha dicho: “Al analizar el alcance de la paz en relación con la justicia y los derechos de las víctimas, se advierte la falta de proporcionalidad de la medida pretendida por el Gobierno Nacional”. Aquellos que celebran este tipo de justicias especiales y se escandalizan por la letra de una canción de reggaetón, género musical que no se caracteriza precisamente por ser romántico y poético, deberían cuestionar esa doble moral que los aqueja y concentrarse en cuestiones relevantes para la realidad de nuestro país.

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