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¡Qué mediocridad de candidatos!

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Foto: Guillermo Torres

Lo que más ha desprestigiado a las campañas presidenciales en Colombia, además de la financiación ilegal y la violación de los topes permitidos, es la mediocridad de los candidatos. Hoy cualquiera se siente con el derecho de postularse a la presidencia, y esto, lejos de resaltar las bondades de la democracia, evidencia un absoluto irrespeto hacia el elector. Basta con mirar algunos de los nombres que suenan para las elecciones de 2026 para darse cuenta, con frustración, que la incompetencia y la medianía dominarán la contienda. 

 

La última en sumarse a la larga lista de candidatos grises fue Vicky Dávila. Y no es criticable por su trabajo periodístico, sino por su carencia infinita de formación académica, experiencia y preparación para gobernar un país tan complejo como Colombia. Así como su experiencia de presentadora y directora de revista no le sirve para nada, tampoco le sirve a Gustavo Bolívar su carrera como escritor de telenovelas, ni a María José Pizarro el ser hija de Carlos Pizarro, ni a Daniel Quintero haber sido un pésimo alcalde de Medellín. Puede que sean buenos en lo suyo, pero para dirigir un país… ¡hombre, no!. Si la fama fuera mérito suficiente, que se lancen también el Tino Asprilla, Maluma o Epa Colombia. 

 

En una reciente entrevista para Cambio, Eduardo Pizarro, tío de María José, opinó lo siguiente acerca de los sueños presidenciales de su sobrina: “Colombia es un país enormemente complejo que requiere una enorme preparación en economía, administración pública, seguridad nacional, y creo que ella debe esperar para prepararse mejor”. Nada más acertado. A un puesto tan importante no se puede llegar improvisando, como ocurrió con el subpresidente Duque, a quien Semana defendió alegando que el pobre aún estaba en proceso de aprendizaje (de ahí no salió nunca). 

 

Por fortuna también se han postulado candidatos con  impecables hojas de vida, experiencia y formación académica que garantizan un desempeño de sus funciones sin improvisaciones y atajos: Sergio Fajardo, Claudia López, Alejandro Gaviria, Germán Vargas, Juan Manuel Galan. Sería imperdonable que el país no reclamara la presencia de Humberto de la Calle; tiene todos los méritos, la sabiduría y la inteligencia para manejar este país con transparencia y honestidad. 

 

No hay que votar por la fama del candidato, ni la banalidad de sus comentarios en las redes para conseguir más seguidores  aturdidos por el espectáculo; este país necesita gente seria, comprometida, honesta a toda prueba, con reconocimientos meritorios por su trabajo, su formación, su visión de país. Candidatos que no busquen llegar al Estado con el objetivo de enriquecer a sus amigos y a su familia. Que trabajar para el Estado sea un deber, un honor y no una oportunidad.

El Director
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